viernes, 14 de febrero de 2014

La narración

Un buen día, un anciano se dirige a dar de comer a las palomas pero no encuentra sitio en su banco habitual. Para remediarlo, compra una silla. Con ella viaja a los lugares que le faltaban por descubrir; incluso se tatúa a su compañera de viaje para no olvidarla. A medida que va envejeciendo, decide abandonarla y buscar otro objeto con el que compartir sus aventuras.


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